¿Qué piensas
sobre los niños que tienen de todo?
Hay que hacerles valorar lo que
tienen, y para eso están muchas veces los campamentos y las actividades
deportivas. Nosotros tenemos un comedor aquí para niños de 4 a 11 años que se
van a la cama sin merendar y sin cenar, porque en sus casas no tienen para
darles merienda ni cena. Lo que ahora estamos pidiendo es que vengan otros
niños, más o menos ricos, a servirles para que sepan que hay otros niños, como
ellos, que a veces se van a la cama sin cenar porque no tienen un vaso de leche
o un plato caliente. Yo creo que a los niños hay que saber hacerles compartir,
y yo creo que ¡gracias a Dios! los niños de hoy se integran más y comparten más
que nosotros, los mayores. Por ejemplo, en los colegios conviven a veces hasta
de cinco o seis nacionalidades, de comunidades distintas, y se entienden. Cada
vez hay menos rechazados, hay menos conflicto en los colegios.
¿Crees que la
sociedad actual es solidaria?
Nunca en la historia de la humanidad
ha habido tanta solidaridad como la que hay ahora. Nunca en la historia habíamos
conocido a una reina que llorase ante una catástrofe o una desgracia como la
nuestra, que la hemos visto llorar en terremotos. Por ejemplo, nunca hubo 178
jefes de Estado o de Gobierno que se reunieran para intentar erradicar la
pobreza, el analfabetismo, como en el año 2000 con motivo de los Objetivos del
Milenio. No se ha hecho todo, pero algo se está haciendo. Nunca los políticos
se habían preocupado tanto, al menos de palabra, de que haya pensiones y
bienestar social, seguridad, medicina gratuita. Y cada vez hay menos guerras
como la guerra de Irak. Yo creo que esta generación, la vuestra, no la mía, y
la de vuestros hijos, va a ser la primera que va a ver erradicada, por lo
menos, la hambruna, es decir, que se muera gente de hambre. La generación que
viene detrás de la nuestra no la va a conocer porque se nos caería la cara de
vergüenza si, habiendo alimentos para todo el mundo, no hubiese para comer, y
eso son avances que vamos viendo.
¿Qué recuerdo
guardas de la madre Teresa de Calcuta?
Criticaba mucho. Yo tuve muchos
problemas con ella y discutíamos mucho. Si hubiera sido por mí, no la hubieran
hecho santa porque tenía un mal genio y una mala uva…. Pero después era una
santa. Discutíamos sobre todo por cosas como el sida, que yo decía que sí que
había que ponerse los condones, ella decía que no y tal. Después se te ponía de
rodillas y te decía: “dame la bendición”, y se me ponía un nudo aquí. “¿Cómo te
voy a dar la bendición? Que eres una santa”, porque a pesar de todo era una
santa. Pero a ella la criticaron mucho porque decían que no sabía dar la caña
para comer, porque lo que hay que hacer es dar la caña. Y ella decía: “mirad, a
mí dejadme darles de comer y vosotros, que sois tan listos, haced los
proyectos, haced lo de la calle y todo eso… Pero a mí, mientras tanto, dejadme
darles de comer, que se mueren de hambre". Es verdad que hay que hacer
proyectos, pero hay cosas tan elementales como que hay gente que se muere
porque no tiene comida.
¿Y la gente que
viene a colaborar con Mensajeros de la Paz?
Su reacción es la de dar las gracias a
Dios y a la familia, de valorar y querer devolver a la sociedad algo de lo que
hemos recibido. Llámalo como quieras, Dios, la suerte, la familia. La sociedad
me dio tantas cosas que, si puedo, devuelvo algo. Lo que pasa es que hay mucha
gente que se acuerda tarde, muchas de las veces cuando ya están al find e su
vida, pero bueno, otros no se acuerdan ni en ese momento. Hay muchos que dicen:
“me dio tanto que quiero devolver algo”. Pero luego se lo dejan todo a los
hijos o a los sobrinos o se lo dejan a otros, pero tenemos la obligación de
devolver a la sociedad, porque la sociedad nos ha dado mucho. Es decir, el que
yo esté aquí se lo debo a la sociedad, el que yo tenga un bolígrafo, que tenga
agua, que tenga no sé qué. Pues si puedo devolver a los que no tienen nada algo
porque todo lo que tenemos es gratis. Lo hemos trabajado, todo lo que quieras,
pero hay otros que han trabajado más que nosotros y no lo tienen. Entonces todo
lo que tengo me lo ha dado la sociedad, con trabajo o sin trabajo, otros lo han
robado, pero la mayor parte me lo ha dado la sociedad. Pues hay que devolver a
la sociedad algo. Por ejemplo, si yo tengo 5 kilos de manzanas, puedo dar dos a
los demás. ¿Y cómo se siente esa gente? Feliz. La felicidad está en dar y en
darse uno, es decir, como cuando te enamoras de alguien, que es darse, pues
entregarse a uno, ¿no? Y la gente tiene necesidad en estos momentos de crisis
que están montando comedores. Nosotros tenemos abajo el comedor de los niños y
un banco solidario que lo hemos puesto en marcha, cuyo eslogan es: “da lo que
puedas y coge lo que necesites”. La gente da mucho más de lo que pide. Tenemos
las estanterías llenas de alimentos, de sillas de ruedas, de bolígrafos, de
teléfonos, de todo. La gente lo da por si alguien lo necesita. Ese eslogan está
en internet con dos casillas: en una, da lo que puedas, y en otra, pide lo que
necesites. Da muchas más cosas la gente de lo que pide.
1. La sonrisa de la Paz.
No hay ni un
átomo de amargura en tu discurso. Siempre sonríes alegre y tienes un sentido
del humor envidiable. Tu sonrisa se te ilumina un poco más cuando hablas de tu
“hijo Josué; de tus comedores, que hacen que muchos niños no se acuesten sin
cenar”; o de tu gente, tu buena gente, que te ayuda con su obra día a día…
No hay que ser optimista, hay que ser
positivo. Hasta la muerte tiene solución para los que creemos. Lo importante es
no caer en el desaliento.
¿Las personas
tienen necesidad de cariño?
La soledad mata más gente que las
enfermedades, que los accidentes de tráfico; es peor que el cáncer. Yo nunca me
he sentido solo. Cuando me operaron de mi cáncer de colon, por ejemplo, sentí
muy cerca, como empujándome para salir adelante, a todos aquellos a los que
quería y a los que había ayudado. Y me sentí privilegiado por ello… ¿Qué
diferente morir solo u olvidado! Yo creo que sale mucho más adelante la gente
que ha sufrido, es decir, yo no tengo hijos. Bueno, tengo a ese pequeñín, que
vino de El Salvador, al que le han operado cuarenta veces de la cabeza y del
cráneo, y si yo pudiera, desde luego a él no le haría yo pasar por lo que me
hicieron a mí pasar, que es que pase hambre, que pase frío, que tenga sabañones
como yo, que sepa lo que es pasar hambre y que te duela la barriga de haber tenido
hambre. Que yo he tenido eso, como dormir no en un colchón Flex de estos, sino
dormir en las literas en que dormíamos cuando éramos seminaristas. Yo no se lo
haría pasar porque es malo. Pero yo, que lo ha pasado, lo agradezco porque sé
valorar las cosas. Ahora sé dormir en un hotel de quince estrellas y dormir en
el suelo, es decir, al final es un valor inmenso. Y cuando menciono a estos
mocosos con el colchón Flex y el aire acondicionado, y para que no pasen frío
llevan unas orejeras para que no les salgan sabañones como a nosotros… pues son
unos mequetrefes el día de mañana.
Tienes los pies
en la tierra y quieres vivir el presente para el futuro. Trabajar para el
presente, pero hay que tener objetivos, hay que soñar. ¿La felicidad está en
dar y en darse a sí mismo?
Me siento feliz porque, después de
toda una vida dedicada a los demás, es mucho más lo que recibo que lo que he
dado o puedo dar. Mi objetivo es mejorar la vida de los demás. Quiero un mundo
en el que desaparezca la pobreza, la desigualdad, la injusticia, el dolor; en
el que la vida sea más fácil y agradable para todos.
¿Qué opinión
tienes del nuevo Papa, Francisco?
Creo que con él van a cambiar muchas
cosas, la Iglesia se va a transformar. Es el Papa de los pobres.
El padre Ángel, un
rebelde que no se conforma con lo que hay, pero sí con lo que tiene.
Ver vídeo en el
siguiente enlace:
Muy alecionadores todos los casos de resiliencia expuestos hasta ahora. Felicidades Juan.
ResponderEliminarMuchas gracias, Tiquio. Todas estas personas nos enseñan con su ejemplo, principalmente. Un besote.
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