domingo, 7 de agosto de 2022

RESILIENCIA (NO SOLO UNA FORMA DE AFRONTAMIENTO) (PARTE 1)


Los casos de resiliencia que estos días os he estado compartiendo a través del blog de Dones y Talentos, excepto el de Irene Villa, como os dije al principio, han sido extraídos del libro de Pilar Gómez-Acebo y otros autores y autoras, titulado RESILIENCIA, GESTIÓN DEL NAUFRAGIO, editado en LID en 2013. Ya han pasado 9 años desde esa edición, pero el libro sigue teniendo una gran vigencia, y os animo a conseguirlo, a comprarlo, pues ha sido un trabajo bien elaborado de cómo los seres humanos gestionamos las adversidades que nos acontecen en la vida.

Como dice el libro en su introducción, en los últimos años van sucediendo acontecimientos adversos, crisis, que ya no van teniendo un carácter temporal, sino que se van instalando en nuestras vidas de forma más o menos permanente. Toda crisis es transitoria, pero estos acontecimientos que van llamando crisis, no están siendo transitorios.

Los autores del libro se cuestionan: ¿cómo se enfrenta la gente a los eventos difíciles que cambian su vida? ¿Cómo se reacciona a eventos traumáticos, como la muerte de un ser querido o que sustenta una familia, como en los casos de atentados terroristas? ¿Cómo se afronta una pérdida laboral que supone un sustento familiar, unos pagos de hipotecas, etc.? ¿Cómo se afronta una enfermedad difícil? ¿Cómo se afronta una situación como la pérdida de todo, como en el caso de la Isla de La Palma, o como en los últimos incendios forestales que arrasan España?

Son muchas las situaciones y preguntas que nos podemos hacer. Con el tiempo las luces van apareciendo en nuestras vidas y los caminos se van construyendo de nuevo, pero las cicatrices que todos estos acontecimientos dejan son muy duraderos. ¿Qué es lo que permite que unas personas se adapten mejor y más rápidamente a todas estas circunstancias? Como dice Boris Cyrulnik, el padre de la Resiliencia, las experiencias tempranas forjan en nosotros un carácter determinado.

El carácter es la parte más moldeable de nuestra personalidad, no así el temperamento que es más permanente en nosotros.

La personalidad resiliente se ha definido como una forma de ser, estar y relacionarse tremendamente útil, y de forma especial cuando las amenazas externas superan a nuestros mecanismos fisiológicos de adaptación. Una persona resiliente es aquella en la que se convierte en un buen camaleón mimetizándose de forma más rápida a los cambios externos. El término “resiliencia”, en su sentido psicológico,  ha sido introducido en el diccionario de la RAE en el año 2010. Resiliencia proviene del verbo latino “resilio”, “resilire”, que significa SALTAR HACIA ATRÁS O REBOTAR. Es la capacidad de afrontar la adversidad y lograr un mayor equilibrio emocional frente a esas situaciones de estrés. Supone una mayor capacidad de adaptación al cambio, a los retos, y para sobrellevar determinadas emociones desagradables.

Por lo tanto la resiliencia, tanto en psicología como en sociología, significa esa capacidad humana y de algunos grupos humanos para asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, generando mayores recursos de afrontamiento.

El ser humano, de forma genérica es un ser resiliente. Ha sido el ser evolutivo con más capacidad de adaptarse a todos los cambios que se han producido en su existencia. Su cerebro nuevo, el neocórtex, se ha generado gracias a su capacidad de afrontamiento ante los problemas y las adversidades, de tal forma que SER HUMANO y ADVERSIDAD (PROBLEMA O DIFICULTAD) son inseparables. Estamos aquí, evolucionados, gracias a los problemas.

La resiliencia no es una característica, por lo tanto, que la gente tiene o no tiene, incluye actos, conductas, pensamientos, reacciones emocionales, intuiciones, que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona.

Ha sido la Psicología Positiva la que ha situado a la resiliencia en uno de sus pilares de atención principales, porque explican el por qué una persona, en lugar de desajustarse ante unos acontecimientos duros, adversos, traumáticos, se adapta y sale fortalecida. Por lo tanto vamos a fijarnos en la resiliencia como aquello que nos ayuda a poseer SALUD MENTAL. Yo, comento en mis charlas de espiritualidad, que todos somos resilientes, pero tenemos que descubrir el Cristo en nosotros (nuestras fortalezas internas).

JUAN FERNÁNDEZ

1 comentario:

  1. "Ha sido la Psicología Positiva la que ha situado a la resiliencia en uno de sus pilares de atención principales, porque explican el por qué una persona, en lugar de desajustarse ante unos acontecimientos duros, adversos, traumáticos, se adapta y sale fortalecida."
    Totalmente de acuerdo con con estas palabras.

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