Como dice Padmasambhava: “Si quieres conocer tu vida, contempla su
estado presente; si quieres conocer tu vida futura, contempla tus acciones
presentes”.
Es bueno, deseable, aprender
a manejar el sufrimiento. De las mejores formas, como ya he dicho en otro
artículo, de enfrentar este aspecto, es con la meditación, que se puede
realizar desde cualquier situación personal y desde cualquier creencia
individual. La meditación es un entrenamiento mental que quiere el desarrollo
de una nueva manera de percibir la realidad. También Un Curso de Milagros, en
el Capítulo 3, apartado VI, nos habla que para adquirir paz mental, es necesario
dejar de emitir juicios, dejar de calificar todo, dejar de evaluar todo, y, en
su lugar, como dicen las prácticas meditativas, observar y dejar estar.
Con esta nueva forma de
percibir la realidad, se quita uno las barreras del autoengaño, de los
prejuicios, de los conceptos, que no dejan de ser divisiones del todo, y de
todo aquello que impide ver el conocimiento puro de las experiencias de vida y
de lo que somos, de nuestra identidad. Conocer es saber quiénes somos. Hay que
aprender a ser libres para ser, sin influencias externas.
Comprender los hechos (las
situaciones), a los demás, a uno mismo, a la vida, implica no imponer ideas
particulares. Esto es interpretar. E interpretar no es conocer, es percibir,
que está sujeto a evaluación, de nuevo a una valoración limitada, porque estará
hecha en base a las categorías conceptuales que manejemos y no en base a conocer
lo que ya somos y lo que es la vida. Ver la vida y al ser humano desde los
conceptos es distorsionar la realidad.
Nuestro caminar se suele
asentar en ir buscando el placer y evitando el dolor. De esta forma la vida se
convierte como en una carrera de obstáculos en la que hay que estar esquivando
dolores y acercándonos a las satisfacciones, esto es una lucha continua, porque
la vida es constante cambio. De hecho, lo más estable de la vida es el cambio:
todo lo que empieza, termina; todo lo que aparece, desaparece; todo lo que
sube, baja; todo lo que se extingue, vuelve a florecer, aunque sea en otra
forma. La muerte no es una muerte real, es un alimento para una nueva vida. Así
es la vida energética. Recuerda: “la
energía ni se crea, ni se destruye, sólo se transforma”.
Todo lo que hacemos es
resistirnos a todo lo comentado en el párrafo anterior. Lo permanente es
nuestra existencia, es el fluir de la vida, es el cambio. Esto no hay forma de
variarlo, es así. ES.
Dividir nuestra vida en MALA
y BUENA (pensamiento polarizado), es partir de ideas preconcebidas falsas, de
que unas cosas TIENEN QUE SER y de que otras NO TIENEN QUE SER. Esto es falta
de aceptación de la realidad.
La vida es más que teorías y
conceptos, más que ideas que fabricamos. Por eso, cuando te apegas a las cosas,
que son transitorias, porque son cambiantes, sufres. El sufrimiento se produce
porque no entendemos que lo que ahí está ahora, mañana no estará, o mejor
dicho, no es que no vaya a estar, NO VA A ESTAR EN LA FORMA EN QUE TÚ DICES QUE
TIENE QUE ESTAR. Lo que consideramos MALO, lo negamos, rechazamos y ocultamos a
nuestra vista, sin darnos cuenta de que nosotros mismos lo hemos creado y, por
lo tanto, siempre va a estar ahí, hasta que tú no lo quites de tu interior. Es
decir, lo que aparece fuera, es porque está en ti. En ti está la tristeza, la
rabia, la ira, los celos, la envidia. Esto es lo que tienes que corregir en ti.
De nuestra resistencia surge la frustración y el sentirse desgraciados.
La mayoría de las
experiencias de nuestra vida pasan inadvertidas. Muchas veces por estar con la
cabeza en lo siguiente que queremos nos ocurra, dejamos de prestar atención a
lo que vivimos ahora. Nuestra mente suele estar más tiempo en cosas pasadas y
futuras que en el momento actual, eso nos hace ser esclavos de lo que
constantemente evitamos (pasado) o de lo que deseamos (el caramelo que creo voy
a obtener) (futuro).
En resumen:
1) Si quieres ganar en paz y serenidad, observa
los hechos tal como son ahora.
2) Acepta que todo es cambiante, acaba y
comienza, es permanente de distinta forma.
3) Practica la meditación para disfrutar más del
momento y tomar más conciencia de él.
4)
Dejar de emitir juicios, de calificar o
descalificar.
5)
Acepta las cosas como son, aunque no te
gusten.
6) Vive lo que experimentes aceptándolo, sin ir
contracorriente, es decir, sin evitar que las cosas ocurran.
7) Aceptación no es resignación. Resignación es
pasividad y rumiación. Aceptación es asumir que lo que es, es, y luego aprender
para cambiar y mejorar.
Espero que esta lectura haya
sido de tu agrado.
Un abrazo.
Juan Fernández Quesada.
Como muchas veces lo has hecho ...tus palabras llegas a mi corazón, y me emocionan, me dan luz...muchos besos Juan.
ResponderEliminar¡Hola Mery! La vida nos unió en la adversidad. Démosla gracias de que así fuese, porque para mí siempre ha sido una gran satisfacción haberte conocido. Un besín.
ResponderEliminarGraias Juan
ResponderEliminarGracias, Camino. Un besín.
ResponderEliminarAyer en la meditación que hice, le pedí a mi Ser interior o como se le quiera llamar, que me enseñara a aceptar, que me enseñara a rendirme y a no resistirme a lo que es, porque yo no sé soltar, no se dejar de controlar, me veo impotente, pero lo que me dijo, lo que me transmitió fue precisamente lo que he leído. Gracias
ResponderEliminarEs muy interesante. Me gustaria que comentaras un poquitín más el punto 6. Gracias, Juan por regalarnos tu trabajo y tus experiencias que nos pueden ayudar y enseñar mucho. Bs
ResponderEliminar¡Hola Octavia! Nuestra vida parece una constante lucha, cuando, precisamente, los desgastes los tenemos en ellas. Con la lucha es cuando se sufre. Hay una frase muy típica que tenemos los seres de este mundo "Las cosas deberían ser distintas a como son". No, las cosas son como son. Otra cosa es que me gusten o no me gusten, pero cuando en nuestras vidas aparecen cosas que no nos gustan, sólo tenemos dos opciones: 1) Lamentarnos por lo ocurrido y castigar al mundo, a Dios, o a quien sea por lo ocurrido, o 2) Aceptar que ha sucedido y si está en mi mano ponerme en acción para aliviar esa situación, cambiarla, o, como decía Viktor Frankl: "Cuando no puedas cambair lo de fuera, cámbiate a ti mismo". Un besín.
ResponderEliminarGracias, Elisa por tu aportación. Creo que es lo mismo que le he comentado a Octavia con su solicitud de aclaración del punto 6. Cuando luchas es el Ego el que domina tu vida. El Ego hace mucho ruido en tu mente, aprende a acallarlo y hallarás la paz. La meditación es un buen instrumento para ello. Un besín.
ResponderEliminarGracias Juan, me ha encantado tu escrito es siempre muy rico y aprendo mucho. Un abrazo agradecido. Merce
ResponderEliminarGracias a ti, Mercedes. Un besín.
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