martes, 22 de noviembre de 2016

POESÍA DE JAVIER MATILLA: LA CASA DE LOS DIOSES

Iglesia de madera vieja en la isla con el puente bajo el cielo dramático Foto de archivo - 62957615
Agudo suena a lo lejos
el tañer de una campana
que despide con su eco
a pobres, ricos y parias.

Ninguna torre los abraza
ni es metal de pompa y fasto,
pues cuelga de un pobre carro
por una cuerda de esparto
que empuña un extraño joven,
eremita de ojos claros,
de franca sonrisa abierta,
de abrazo cómplice, ¡hermano!

Es David, el Hechicero,
que en su “Casa de los Dioses”
ha convertido en oasis
lo que antes era yermo.

Sobre la ruinas de barro
que dejaron los rebaños,
se asienta plúmbeo y callado
el anhelo de un foráneo
que con solo sus dos manos
y un corazón desplegado,
vive de forma coherente
lo que otros han soñado.

Ruta de pueblos perdidos,
éxodo de aventureros
que encuentran en su morada
descanso a sus pies heridos.

Arcano, tácito y sabio,
el éxito te persigue,
las estrellas te cobijan,
el Universo es tu amigo.

Has vencido al “Goliat”
del poder y el consumismo.
El Camino de Santiago
sin ti no sería lo mismo.

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