La felicidad no es placer, es un estado sin contrario, es mirar con flexibilidad y amplitud, es conocer sin interpretar, es ausencia de expectativas exigentes, es caminar disfrutando del camino.
Llevan los orientales años
experimentando cómo reducir el sufrimiento humano y, digo reduciendo, no
eliminando, porque también el sufrir es crecer aprendiendo de él. Los budistas,
por ejemplo, utilizan la Meditación Vispassana que promueve indagar en, de forma
dinámica, la realidad, observando el proceso perceptivo. El sujeto se convierte
en un observador. Observa, no cuestiona. El significado de Vispassana es “ver
de forma especial”, observar las cosas tal y como son, no como parecen ser
(meditación introspectiva). Aprendemos mediante esta meditación a dejar de
vivir en la fantasía, en el autoengaño. La respiración es el principal elemento
guía, mientras que el sujeto observa todos los cambios externos e internos que
acontecen, su estado físico, sus emociones, lo que siente, lo que percibe.
Observa también sus pensamientos y los cambios emocionales que producen. Hay
una comprensión integral de lo que acontece en el momento.
Otro tipo de meditación es
el Samatha que es, principalmente, concentración y calma o tranquilidad. La
mente descansa, enfocándose en un objeto, lo que permite manejar la atención intencional.
De este modo no hay distracciones. Cuando la mente está atenta a un objeto no
entran pensamientos que distraen o perturban la paz. Esta orientación Samatha,
es la que más ha influido en la mayoría de las técnicas meditativas
Cuanto más se trabaja la atención consciente, se adquiere gran concentración. El meditador adquiere una intensa agudeza perceptiva y una transformación permanente del ser.
En Occidente esta parte de
meditación atenta se fue incorporando en el trabajo para manejar el estrés y el
dolor crónico, denominándolo Mindfulness (Atención Plena), cuyo objetivo es:
a)
Entrenar a la mente en la atención consciente
y
b) Reducir los procesos mentales que perturban o
producen malestar emocional, así como las conductas que causan desorganización.
Terapias, como la Atención Plena de Jon Kabat-Zinn; la Terapia
Dialéctico-Conductual de Marsha M. Linehan; La Terapia de Aceptación y Compromiso
de Hayes, Strosahl y Wilson, y, anteriormente
Wilson y Luciano; La Terapia Racional Emotivo-Conductual de Albert
Ellis; la Terapia Cognitiva de Atención Plena de Zinder V. Segal; y otros
autores; son casos de terapias que trabajan con el Mindfulness.
La práctica meditativa se ha
demostrado eficaz en múltiples problemáticas: estrés, hipertensión, ansiedad,
depresión, dolor crónico, cansancio, alta sintomatología fisiológica:
temblores, taquicardias, sudoraciones, palpitaciones, contracturas, etc. Sus
resultados son:
1)
Vivir con mayor intensidad el momento
presente.
2)
Congruencia y ajuste en los sentidos.
3)
Quietud mental.
4)
Sensación de Plenitud, Abundancia.
5)
Serenidad, Calma.
Ha sido un placer compartir
contigo esta lectura que deseo te sea provechosa para iniciarte en el mundo
meditativo.
Un abrazo sentido.
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