SABIDURÍA
Presta tus oídos a lo que se
dice, y tu corazón a entender lo que significa. Que lo sabio permanezca en el
arcón de tu mente, para que sea una llave a tu corazón. Aquel cuyas obras
superen a su sabiduría, su sabiduría perdurará. Pero aquel cuya sabiduría exceda
sus obras, su sabiduría no perdurará.
El hombre poderoso es aquel
que se conquista a sí mismo. El hombre rico es el que está satisfecho con lo
que tiene. El hombre honorable es aquel que honra a los demás. Pero el hombre
sabio es aquel que aprende de todos los hombres.
Los sabios no hablan ante alguien
más sabio que ellos. Lo sabios no interrumpen, sino que abren las puertas de
sus ojos y oídos para aprender. Los sabios no se dan prisa para hablar, ni para
replicar.
Los sabios preguntan lo que
es relevante y, al hablar, no se andan con rodeos. Los sabios hablan primero de
lo primero y, por último, de lo último. Los sabios dicen, de lo que no han
oído, “no lo he oído”. Y de lo que no han visto, “no lo he visto”.
El sabio reconoce la verdad.
Los sabios son lentos en airarse y rápidos en apaciguarse. Los sabios estudian
para poner en práctica, no solo para enseñar. Los sabios saben que la
recompensa es acorde con las molestias sufridas.
Los sabios saben hablar poco,
hacer mucho y enfrentarse al mundo con semblante alegre. La pregunta que has de
hacerte, al final, es: “¿por cuánto tiempo más aplazarás convertirte en sabio?”.
Ha sido un placer compartir
contigo esta recopilación de sabiduría de Grayling.
Un fuerte abrazo.
Juan Fernández Quesada
Eres un hombre sabio, compañero
ResponderEliminarTodos ganamos en sabiduría cuando buscamos en nuestro interior las respuestas más adecuadas a la vida, y, siempre basadas en los valores eternos, el amor, la lealtad, la templanza, la humildad, la honradez, el respeto, el perdón, el compromiso, la compasión, la bondad, etc. En tu andar seguro que también has sido consciente de que todo esto es lo que importa. Muchas gracias, querido amigo Paco. Un fuerte abrazo.
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