martes, 29 de noviembre de 2016

AFRONTAMIENTO

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El afrontamiento se puede definir como el esfuerzo que hacemos para manejar situaciones que valoramos como potencialmente dañinas o estresantes.

Esta definición tienes tres elementos clave:
1)   Implica que hay que hacer un cierto esfuerzo y planificación.
2)   No asume que el resultado de dicho afrontamiento vaya a ser siempre positivo.
3)   Es un proceso que se desarrolla en el tiempo.

Es esencial en todo afrontamiento ver cómo valoramos. Los seres humanos solemos realizar dos tipos de valoración:
1)   Valoración primaria.
2)   Valoración secundaria.

VALORACIÓN PRIMARIA: determinamos si estamos en riesgo o peligro y si merece la pena el esfuerzo en molestarnos. Esta valoración tiene que ver con la preservación del bienestar físico y psicológico.

VALORACIÓN SECUNDARIA: Cuando determinamos, según nuestra creencia, que estamos en una situación de riesgo o peligro, nos preguntamos si podemos hacer algo o qué debemos hacer.

Ejemplo: Un jefe de departamento de una empresa llama a tres de sus empleados y, con cara seria, les dice que quiere verlos al día siguiente en su despacho. ¿Qué valoraciones, supuestamente, pueden hacer sus empleados?
a)   Antonio, por ejemplo, piensa que hay problemas, y que el tono indica de que algo hizo mal, por lo que ahora está metido en una situación difícil y que no puede hacer nada. PERCIBE EL TONO DE SU JEFE COMO UNA AMENAZA REAL.
b)   Bernardo, por ejemplo, piensa que el hecho de que lo haya expresado de esa forma, en algunas ocasiones no ha significado nada importante, y en otras sí. Como hasta que el jefe no le manifieste lo sucedido no sabrá qué problema ha habido, se prepara o planifica con unos datos sobre sus aspectos competenciales, por si tiene que dar alguna respuesta con datos cuantitativos y cualitativos de su función. Y, además de esto, se vestirá de una forma más formal para dar una mejor impresión a su jefe. PERCIBE EL TONO DE SU JEFE COMO UNA POSIBLE AMENAZA.
c)   Eduardo, por ejemplo, ha pensado que si el jefe está molesto por algo, es su problema, y que pasa de lo que el jefe diga, porque no se siente amenazado. PERCIBE EL TONO DE SU JEFE SIN AMENAZA Y COMO ALGO QUE NO VA CON ÉL.

Hasta aquí, no sabemos cuál es la valoración más correcta, pero ya podemos afirmar, que la valoración que juega con más posibilidades e ingredientes de salir airosa ha sido la de Bernardo, preparando el encuentro y gestionando su ansiedad. La de Antonio es catastrofista y, por tanto, será asumida con mayor ansiedad. La de Eduardo es negar que pueda haber un problema o dificultad. En principio, no sufrirá ninguna ansiedad, pero puesto que no conlleva ninguna preparación, el impacto de su falta de preparación puede ser negativo sobre su puesto.

En la valoración secundaria (QUÉ HACER), Antonio determina que no puede hacer nada porque aquello está fuera de su control. Bernardo ve un posible riesgo y prepara un plan de respuesta y Eduardo considera que no hay riesgo y que no tiene que hacer nada.

Como hemos visto estos dos tipos de valoraciones pueden repercutir de una forma muy importante en cómo respondemos ante los desafíos y amenazas. La valoración primaria no debe ser alarmista, pero sí más realista jugando con las posibilidades, sin ignorar las dificultades en nuestro entorno. Esto propiciará una valoración secundaria adaptativa, con opciones de respuesta. Cuando la situación va más allá de nuestro control, el mejor plan es autocontrolarse, no entrar en guerra o conflicto, y ofrecer, en el momento en que se tengan los datos, actitud de apoyo y esfuerzo por mejorar.

DOS ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO
1)   Centrada en los problemas. Esta estrategia puede, a su vez, estar orientada:
a.   hacia la externalidad: alterar la situación o el comportamiento de los otros.
b.   hacia la internalidad: se trabaja sobre nosotros mismos, nuestras actitudes y necesidades, desarrollo de nuevas aptitudes o competencias para dar respuesta a estas situaciones estresantes.
    2)   Centrada en las emociones. Las estrategias de afrontamiento son de ejercicio físico, meditación, relajación, respiración, expresión de los sentimientos y búsqueda de apoyos externos.

Cuando uno cree que puede hacer algo con respecto a la situación o problema presentado, afronta, con mayor probabilidad, centrándose en los problemas. Cuando ese problema está más allá de nuestro control, se suele afrontar más por la vía emocional.

No obstante, yo aconsejo que utilicemos ambas estrategias. Es decir, como en el ejemplo planteado, preparar nuestra respuestas, técnicas de negociación, como hizo Bernardo (centrado en problemas), y, trabajando la relajación y la actitud no defensiva (centrado en emociones).

Espero te sea de utilidad para cuando tengas que afrontar situaciones futuras, laborales, entrevistas de trabajo, de pareja, familiares, etc.

Un abrazo.


Juan Fernández Quesada

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