Como aguacero en las pestañas,
conviertes mi alma en un desván rebosante de goteras
que resuenan con la cadencia de un cuentagotas,
eco sordo sin fin,
me agotas y desde ahí me dejo empapar por ti.
Cada paso a tu lado me acerca al precipicio de la
alegría,
a caminos sin retorno,
deslizas mi vida cuesta abajo
como tobogán abocado a la nada,
me arrinconas y desde ahí me dejo guiar por ti.
Tristeza,
alquimista de lluvia,
deshielas las pupilas,
enmudeces las charangas,
ahogas sueños en vasos de lágrimas.
INMA REYERO DE BENITO
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