miércoles, 17 de marzo de 2021

Ya nadie quiere ser Cenicienta o Ceniciento.

 


Siempre pensé que la sociedad se equivoca al dar solo unos ejemplos de lo que es ser mujer exitosa. Si nos fijamos, siempre se pone como ejemplo el logro hacia fuera, no el logro hacia dentro. Hemos cogido el concepto de éxito masculino y se lo hemos etiquetado a las mujeres. Nadie habla de las amas de casa, las mujeres rurales o las que friegan el suelo. Algunas de esas mujeres con las manos llenas de callos para expresar cuanto aman y sin duda grandes ejemplos de vida sabia y amorosa ¿Qué es el éxito?

Ya nadie quiere ser Cenicienta, ni la princesa del castillo del dragón. Verdad que son cuentos con roles machistas, pero tienen escondidos otros dones.

La pureza y la inocencia del alma produce los milagros. Todo le cae a la Cenicienta a la mano, porque la fuerza de sus ancestros, hada madrina, le concede lo imposible.

La verdad y la pureza pueden brillar en un mundo egoísta, a condición de ser verdaderas. No es el vestido lo que hace a Cenicienta, es la sencillez y la fuerza de su carácter, que resiste a pesar de los daños que quieren hacerla.

Es el valor de irradiar algo de corazón y que la vida te lo dé.

Es verdad que ese sacrificio de Cenicienta recuerda a la resignación frente a los malos tratos, pero es también la resistencia del corazón que sabe cuál es su lugar, más allá de los harapos.

Siempre creí, que a los niños/as hay que contarles todo tipo de cuentos. Porque no somos quien para decirles cómo deben ser o vivir. Los finales evocativos, en vez de direccionadores, permiten que cada cual los complete.

Cenicienta es el alma pisoteada por la vida que resiste y ama con pureza y eso, produce milagros. Esto es algo que yo he visto. Hay fuerzas positivas y negativas del destino, muy por encima de nuestro control. Solo la entrega a la vida como es, aunque duela, produce el milagro.

Tal vez tras leer esto, pienses que no es tan estúpido contar el cuento de Cenicienta.

Pocos quieren ya contar este cuento, pero el ¡oh! rotundo que sale del corazón de quién lo escucha por primera vez, al imaginar al gato cochero y el carruaje, da que pensar. Tal vez en lo profundo del corazón sabemos que existen los milagros y que las grandezas de la vida y del destino, no las controla nadie. Cuando menos, es la pureza y nobleza interior la que las favorece ¿Y si el éxito es una gracia más allá de los esfuerzos necesarios de la vida?

Con cariño.

Manuel Ferrero López.

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