Esta definición tienes tres
elementos clave:
1)
Implica que hay que hacer un cierto esfuerzo y planificación.
2)
No asume que el resultado de dicho afrontamiento vaya a ser siempre positivo.
3)
Es un proceso que se desarrolla en el tiempo.
Es esencial en todo afrontamiento ver cómo valoramos. Los seres
humanos solemos realizar dos tipos de valoración:
1)
Valoración primaria.
2)
Valoración secundaria.
VALORACIÓN
PRIMARIA: determinamos si estamos en riesgo o peligro y si merece
la pena el esfuerzo en molestarnos. Esta valoración tiene que ver con la
preservación del bienestar físico y psicológico.
VALORACIÓN
SECUNDARIA: Cuando determinamos, según nuestra creencia,
que estamos en una situación de riesgo o peligro, nos preguntamos si podemos hacer algo o qué debemos hacer.
Ejemplo: Un jefe de
departamento de una empresa llama a tres de sus empleados y, con cara seria,
les dice que quiere verlos al día siguiente en su despacho. ¿Qué valoraciones,
supuestamente, pueden hacer sus empleados?
a)
Antonio, por ejemplo, piensa que hay
problemas, y que el tono indica de que algo hizo mal, por lo que ahora está
metido en una situación difícil y que no puede hacer nada. PERCIBE EL TONO DE
SU JEFE COMO UNA AMENAZA REAL.
b)
Bernardo, por ejemplo, piensa que el hecho de
que lo haya expresado de esa forma, en algunas ocasiones no ha significado nada
importante, y en otras sí. Como hasta que el jefe no le manifieste lo sucedido
no sabrá qué problema ha habido, se prepara o planifica con unos datos sobre
sus aspectos competenciales, por si tiene que dar alguna respuesta con datos
cuantitativos y cualitativos de su función. Y, además de esto, se vestirá de
una forma más formal para dar una mejor impresión a su jefe. PERCIBE EL TONO DE
SU JEFE COMO UNA POSIBLE AMENAZA.
c)
Eduardo, por ejemplo, ha pensado que si el
jefe está molesto por algo, es su problema, y que pasa de lo que el jefe diga,
porque no se siente amenazado. PERCIBE EL TONO DE SU JEFE SIN AMENAZA Y COMO
ALGO QUE NO VA CON ÉL.
Hasta aquí, no sabemos cuál
es la valoración más correcta, pero ya podemos afirmar, que la valoración que
juega con más posibilidades e ingredientes de salir airosa ha sido la de
Bernardo, preparando el encuentro y gestionando su ansiedad. La de Antonio es catastrofista
y, por tanto, será asumida con mayor ansiedad. La de Eduardo es negar que pueda
haber un problema o dificultad. En principio, no sufrirá ninguna ansiedad, pero
puesto que no conlleva ninguna preparación, el impacto de su falta de
preparación puede ser negativo sobre su puesto.
En la valoración secundaria
(QUÉ HACER), Antonio determina que no puede hacer nada porque aquello está
fuera de su control. Bernardo ve un posible riesgo y prepara un plan de
respuesta y Eduardo considera que no hay riesgo y que no tiene que hacer nada.
Como hemos visto estos dos
tipos de valoraciones pueden repercutir de una forma muy importante en cómo
respondemos ante los desafíos y amenazas. La valoración primaria no debe ser
alarmista, pero sí más realista jugando con las posibilidades, sin ignorar las
dificultades en nuestro entorno. Esto propiciará una valoración secundaria
adaptativa, con opciones de respuesta. Cuando la situación va más allá de
nuestro control, el mejor plan es autocontrolarse, no entrar en guerra o
conflicto, y ofrecer, en el momento en que se tengan los datos, actitud de
apoyo y esfuerzo por mejorar.
DOS
ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO
1)
Centrada
en los problemas. Esta estrategia puede, a su vez, estar orientada:
a. hacia la externalidad:
alterar la situación o el comportamiento de los otros.
b. hacia
la internalidad: se trabaja sobre
nosotros mismos, nuestras actitudes y necesidades, desarrollo de nuevas
aptitudes o competencias para dar respuesta a estas situaciones estresantes.
2)
Centrada
en las emociones. Las estrategias de afrontamiento son de
ejercicio físico, meditación, relajación, respiración, expresión de los
sentimientos y búsqueda de apoyos externos.
Cuando uno cree que puede
hacer algo con respecto a la situación o problema presentado, afronta, con
mayor probabilidad, centrándose en los problemas. Cuando ese problema está más
allá de nuestro control, se suele afrontar más por la vía emocional.
No obstante, yo aconsejo que
utilicemos ambas estrategias. Es decir, como en el ejemplo planteado, preparar
nuestra respuestas, técnicas de negociación, como hizo Bernardo (centrado en
problemas), y, trabajando la relajación y la actitud no defensiva (centrado en
emociones).
Espero te sea de utilidad
para cuando tengas que afrontar situaciones futuras, laborales, entrevistas de trabajo, de pareja,
familiares, etc.
Un abrazo.
Juan Fernández Quesada