sábado, 12 de diciembre de 2020

EL RINCÓN DE INMA: BELÉN, CAMPANAS DE BELÉN

 


Es diciembre, es Navidad. Si algo me gustaba de estas fechas era ese escenario perfecto para dar rienda suelta a nuestros sentimientos, los “te quiero” salían más fácil, el beso estridente de los abuelos en la oreja importaba menos y los viejos villancicos desafinados sonaban a música.

 

Ahora nos movemos en un escenario diferente y lo que nos pide la vida es que celebremos "la nueva Navidad", no se vosotr@s, pero yo estoy desconcertada.

 

La publicidad envuelve el consumismo con el papel de colores de la lágrima fácil; cada ser querido sigue volviendo a casa por Navidad, aunque se entrevea que el regreso puede ser a través de videollamada, a no ser que bebas un refresco de cola, en ese caso el mismísimo Papá Noel se encargará de traerlo en persona.

 

La lotería, uno de los productos estrella "comparte como siempre, comparte como nunca", nos recuerda que aún estamos a tiempo de hablarnos de nuevo con ese hermano al que negamos el saludo, y nunca es tarde para saber quién vive en la puerta de enfrente.

 

Gestos tan cotidianos como comer pechuga de pavo pasan a ser existenciales y nos dicen en modo imperativo: ¡¡disfruten en la vida!!

 

Este año le ha dado a Ikea el anuncio montado, no les va a sobrar ni un tornillo, han hecho del hogar nuestro aliado, lo decoran y tapizan con una campaña solidaria que apuesta por la educación como fórmula para conseguir la igualdad de oportunidades.

 

Los abrazos y los besos están en el banquillo, pero no importa porque ahora se puede abrazar con las palabras que habían quedado sin pronunciar por falta de aliento, que no de ganas.

 

Hasta un banco se ha colado en el intento de tocarnos la fibra sensible al hacer de la "humanización digital" su eslogan; les iría bien el gesto con la mano que tanto hemos practicado estos meses y significa " no te acerques".

 

Visto así parece que la vida es de anuncio y que en "la nueva Navidad" pocas cosas han cambiado, se nos permite ser elfos por unos días para desempolvar la ilusión y el entusiasmo, sin estar pendientes de datos, la única curva que cuenta ahora es la de la sonrisa y la mejor vacuna el amor.

 

Porque la vida es para vivirla y "aunque para las uvas hay algunos nuevos, a los que ya no están echaremos de menos, y a ver si espabilamos los que estamos vivos y en el año que viene nos reímos".

 

Uno, dos, tres y cuatro y empieza otra vez...

 

INMA REYERO DE BENITO

2 comentarios:

  1. La mejor vacuna es el Amor y la risa auyenta el miedo. Gracias por animar.

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  2. Muchas gracias Inma por estas palabras de animo e este año tan triste y mas en estas fechas donde ya no estan mis seres mas queridos.Yo solo dezeo paz para mi y para el mundo y sobre todo amor a Dios

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