sábado, 5 de diciembre de 2020

EL RINCÓN DE INMA: MARÍA

 


Ni tu peor enemigo

                   puede hacerte tanto daño

                   como tus propios pensamientos.

                                                      Buda

 

Esta vez me permito abusar de vuestra confianza para hacer autoterapia. Como mostrarse vulnerable cuesta, llamaré María a la protagonista de la historia, una historia que, por cierto, podría ser la de cada uno de vosotr@s con vuestras quejas, disculpas y victimizaciones.

 

María es una persona de mediana edad, sus niveles de paciencia, constancia y optimismo superan a la media, podría decirse que es la oveja de colores.

 

Se mete en ese rol con mucho entusiasmo, por este motivo, cuando  nota que su energía está bajando, teme desilusionar, pero desde hace días le cuesta evitar  sentirse triste y  apática; interpreta que no está siendo coherente con su discurso, que eso no le puede estar pasando a ella, por eso sufre a mayores y trata de ocultarlo. Le han enseñado a ser " buena" y a no molestar, este mandato pesa en su mochila.

 

Pero sí, está cayendo por la pendiente del pesimismo con la rapidez que lo haría una bola de nieve por la ladera de una montaña, baja cada vez más rápido, sin freno; ¿hasta cuándo?  Sin duda, hasta que ella quiera.

 

Su principal motivo para detenerse a analizar la situación es no aplastar a nadie al estrellarse, ella no pretende brillar, su objetivo es iluminar; es en ese momento cuando se hace la pregunta inevitable:

 

¿Qué me estoy diciendo a mí misma?

 

María se dice que no le gusta el invierno, porque se hace de noche muy pronto; además hace frío y sus músculos funcionan peor, lo tiene claro, va a ser imposible ser feliz hasta que llegue el verano de nuevo.

 

¿Podría decirse algo distinto?

 

Si, por ejemplo: prefiero el verano, pero el invierno también puede convertirse en interesante, me abrigaré más, tomaré bebidas calientes y aunque no me apetezca es muy importante que mantenga mi cuerpo activo realizando ejercicio.

 

¿Qué más se dice?

 

María se dice que hace seis meses que murió su madre y acaba de ser su cumpleaños, el primero que pasa sin felicitarla, le parece injusto y le causa un poco de ansiedad saber que esa situación se repetirá cada año.

 

¿Qué podría decirse en vez de esto?

 

Me siento triste, es lógico porque ha pasado poco tiempo, pero por más que llore mi madre no volverá de manera física, tendré que hacerme a la idea de que ella está, aunque no pueda verla. Además, mientras me lamento pierdo la posibilidad de ver aspectos positivos que seguro están sucediendo.

 

También se dice:

 

No quiero que llegue la Navidad, no veo la necesidad de celebrar nada, me niego y me bloqueo, es lo que faltaba, no lo puedo resistir.

 

¿Qué le dirías?

 

Le podríais hacer ver, por ejemplo, que estaría bien que se diera cuenta de que la Navidad va a llegar quiera ella o no, así que, lo más lógico y adaptativo es aprovechar para disfrutar de las personas que sí les gusta esta fiesta; las podríais invitar a desarrollar su creatividad, y a que aportara ideas que convirtieran, cada momento, en un bonito recuerdo, son fechas propicias para la cooperación.

 

Después de este rato impagable en el que María se sentó sabiendo que la escucharíais de forma compasiva y sin juzgarla su estado de ánimo mejoró.

 

Si os dais cuenta no hubo ninguna modificación en su realidad, sólo en su pensamiento.

 

Lo más importante es ver que María tenía opciones que dependían de ella, no era una pobrecita a merced del destino y las que no dependían de ella las aceptó porque sabía que cuando tú cambias todo cambia.

 

Lo más importante es que María no se resignó ni se quedó en la teoría, pasó a la acción; se secó las lágrimas, se tomó un café humeante, se puso un gorro, salió a la calle, era tarde, sintió el frío en su cara, puede que fuera su madre diciéndole que las buenas obras se hacen por la mañana, sonrió.

 

Pegó la nariz al escaparate que siempre esquivaba cuando pasaba delante, allí le esperaba un árbol de Navidad, igual no era el más bonito, pero era el símbolo inequívoco de que todo puede volver a empezar las veces que tú quieras.

 

INMA REYERO DE BENITO

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