La vida es
un banquete. Y lo trágico es que la mayoría de las personas se están muriendo
de hambre. Realmente de eso es de lo que estoy hablando. Hay una bonita
historia sobre unas personas que se hallaban en una balsa a cierta distancia de
la costa de Brasil, y se estaban muriendo de sed. No sabían que el agua en la
que estaban flotando era dulce. El río entraba en el mar con tanta fuerza que
penetraba en él más de tres kilómetros, de modo que tenían agua dulce allí
mismo. Pero no lo sabían. De la misma manera, estamos rodeados de alegría, felicidad,
de amor. La mayoría de los seres humanos no lo saben. La razón: les
lavaron el cerebro. La razón: están hipnotizados, están dormidos.
Imagínense un mago que hipnotiza a alguien de manera que la persona ve lo no
que está ahí y no ve lo que está ahí. De eso se trata. Arrepiéntanse y acepten
la buena nueva. ¡Arrepiéntanse! ¡Despierten! No lloren por sus pecados. ¿Por
qué llorar por pecados que cometieron cuando estaban dormidos? ¿van a
llorar por lo que hicieron en estado hipnótico? ¿Por qué quieren ser como una
persona hipnotizada? ¡Despierten! ¡Despierten! ¡Arrepiéntanse! ¡Tengan una
mente nueva! ¡Adopten una nueva manera de ver las cosas! porque "¡El
reino está aquí!" Son pocos los cristianos que toman eso en serio. Ya
les dije a ustedes que lo primero que necesitan hacer es despertar, reconocer el
hecho de que no les gusta que los despierten. Les gustaría más tener todas las
cosas que en su estado hipnótico, les hicieron creer que eran tan preciosas y
tan importantes para usted, y para su vida y su supervivencia. Además,
comprendan. Comprendan que tal vez tienen ideas equivocadas, y que son estas
ideas las que están influyendo en su vida y convirtiéndola en el desastre que
es y manteniéndolos dormidos. Ideas sobre el amor, ideas sobre la libertad,
ideas sobre la felicidad, y otras ideas. Y no es fácil escuchar a alguien que
cuestiona esas ideas que son tan preciosas para ustedes.
Se han
hecho estudios interesantes sobre el lavado de cerebro. Se ha revelado que le
lavaron el cerebro a alguien cuando adopta o "introyecta" una idea
que no es suya, que es de otro. Y lo increíble es que esa persona estaría
dispuesta a morir por esa idea. ¿No es extraño? La primera prueba de que a
una persona le lavaron el cerebro e introyectó convicciones y creencias tiene
lugar cuando se atacan esas convicciones y creencias, se siente aturdida,
reacciona emocionalmente. Esa es una buena señal, - no infalible, pero si una
buena señal - de que se trata de lavado de cerebro. La persona está
dispuesta a morir por una idea que no fue suya. Los terroristas o los santos
(así llamados) aceptan una idea, la tragan entera y están dispuestos a morir
por ella. No es fácil escuchar, especialmente cuando uno se pone emocional
con respecto a una idea. Y aunque no se ponga emocional, no le es fácil
escuchar; siempre escucha de acuerdo a su programación, con sus
condicionamientos, con su estado hipnótico. Con frecuencia interpreta todo
lo que se dice en función de su estado hipnótico, o de su condicionamiento, o
de su programación. Como esta joven que está escuchando una conferencia sobre
agricultura y dice: "Excúseme señor, estoy completamente de acuerdo con
usted con que el mejor abono es el abono de caballo maduro. ¿Nos podría decir,
que edad debe tener el caballo?" ¿Ven en función de qué habla ella? todos
tenemos nuestras opiniones, ¿no es verdad? Y escuchamos en función de esas
opiniones. "Enrique, ¡Cómo has cambiado! Eras alto y ahora eres tan bajo.
Eras fornido y ahora eres delgado. Eras rubio y ahora eres tan moreno, ¿qué te
pasó Enrique? Enrique dice: "Yo no soy Enrique, soy Juan". "Ah,
¡Cambiaste hasta de nombre!" ¿Cómo hacer que personas así escuchen?
Lo más
difícil en el mundo es escuchar, es ver. No queremos ver. ¿Creen
ustedes que un capitalista quiere ver lo que hay de bueno en el sistema
comunista? ¿Creen ustedes que un comunista quiere ver lo que hay de bueno y
saludable en el sistema capitalista? ¿Creen ustedes que un rico quiere
mirar a los pobres? No queremos mirar, porque si lo hacemos, podemos cambiar.
No queremos mirar. Si uno mira pierde el control de la vida que tiene tan
precariamente armada. Y por eso, para poder despertar, lo que más
necesita uno no es energía, ni fuerza, ni juventud, ni siquiera una gran
inteligencia lo que necesita por encima de todo es estar dispuesto a
aprender algo nuevo. Las posibilidades de despertar están en
proporción directa a la cantidad de verdad que uno puede aceptar sin huir.
¿Cuánta verdad están dispuestos a aceptar? De todas las cosas que aman,
¿cuántas están dispuestas a ver destruidas, sin huir? ¿cuán dispuestos están a
pensar en algo que no les sea familiar?
La primera
reacción es el temor. No es que temamos lo desconocido. Uno no puede temer lo
que no conoce. Nadie teme lo desconocido. Lo que uno realmente teme, es la
pérdida de lo conocido. Eso es lo que teme.
A manera de
ejemplo, dije que todo lo que hacemos está tocado de egoísmo. No es
fácil oír eso. Pero piensen por un minuto, Profundicemos un poco más en eso: Si
todo lo que ustedes hacen proviene del egoísmo - ilustrado o no- ¿cómo los
hace sentir eso a ustedes con respecto a su caridad y a todas sus obras buenas?
¿Qué les pasa a ellas? He aquí un pequeño ejercicio: Piensen en todas las buenas
obras que han hecho o en algunas de ellas (porque sólo les voy a dar unos pocos
segundos). Ahora comprendan que realmente surgieron del egoísmo, supiéranlo
ustedes o no. ¿Qué le pasa a su orgullo? ¿Qué le pasa a su vanidad? ¿Qué le
pasa a esos agradables sentimientos suyos, a esa palmadita de felicitación en
la espalda cada vez que hizo algo que lo hacía sentir tan caritativo? Todo
queda aplastado, ¿no es así? ¿Qué le pasa a ese sentimiento de superioridad
frente a su vecino a quien usted consideraba tan egoísta? Todo cambia. ¿no es
verdad? "Bueno", dirá usted, "mi vecino tiene gustos menos
refinados que los míos".
Usted es
una persona peligrosa, realmente lo es. Parece que Jesucristo tuvo menos
problemas con otra clase de personas que con la clase de usted. Muchos menos
problemas. Él tuvo problemas con personas que realmente estaban convencidas
de que eran buenas. Las personas de otra clase parece que no le crearon
muchos problemas, las que eran abiertamente egoístas y lo sabían. ¿Pueden
ver ustedes cuán liberador es eso? ¡Vamos, Despierten! Eso es liberador. ¡Es
maravilloso! ¿Está usted deprimido? Tal vez lo esté. ¿No es maravilloso darse
cuenta que usted no es mejor que nadie en el mundo? ¿No es maravilloso? ¿Está
desilusionado? ¡Mire, lo hemos sacado a la luz! ¿Qué le pasa a su vanidad? A
usted le gustaría sentir que es mejor que otros. Pero mire cómo hemos
sacado a la luz esa falacia.
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