La única
manera de cambiar es cambiando su comprensión. Pero ¿qué
quiere decir comprender? ¿cómo se hace? Piense en la forma como nos
esclavizan varios apegos; tratamos de reorganizar el mundo de manera que
podamos conservar esos apegos, porque el mundo creemos que nos amenaza
constantemente. Temo que una amiga deje de amarme, puede preferir a otra
persona. Tengo que hacerme permanentemente atractivo porque tengo que ganarme a
esa persona. Alguien me lavó el cerebro para creer que necesito su amor. Pero
realmente no lo necesito. No necesito el amor de nadie; sólo
necesito entrar en contacto con la realidad. Necesito
escapar de mi prisión, de mi programación de mi condicionamiento, de mis falsas
creencias, de mis fantasías. Necesito escapar hacia la realidad. La
realidad es amable; es absolutamente encantadora. La vida
eterna es ahora mismo. Estamos rodeados de ella, como el pez en el
océano, pero no lo sabemos. Estamos demasiado distraídos por este apego.
Pasajeramente, el mundo se reorganiza para adaptarse a nuestro apego, de modo
que decimos: "¡Sí, maravilloso, mi equipo ganó!" Pero espere;
cambiará; mañana estará deprimido. ¿Por qué seguimos haciendo esto?
Haga este
pequeño ejercicio durante unos pocos minutos: Piense en
algo o en alguien a quien esté apegado; en otras palabras, en una
casa o una persona sin la cual usted cree que no será feliz. Podría ser su
empleo, su carrera, su profesión, su amigo, su dinero, lo que sea. Y dígale a
ese objeto o persona, "Realmente no te necesito para ser feliz. Solamente
me estoy engañando al creer que sin ti no seré feliz. Pero realmente no te
necesito para mi felicidad; puedo ser feliz sin ti. Tú no eres mi felicidad, tú
no eres mi alegría". Si su apego es una persona, ella no se sentirá muy
feliz al oír esto, pero dígalo de todos modos. Puede decirlo secretamente, en
el fondo del corazón. En todo caso, usted se pondrá en contacto con la verdad;
destrozará una fantasía. La felicidad es un estado en que no hay
ilusiones, en que se descarta la ilusión. O podría probar otro
ejercicio: Piense en una ocasión en que su corazón estaba destrozado y usted
creía que no volvería a ser feliz (su esposo murió, su esposa murió,
su mejor amigo lo abandonó, perdió su dinero). ¿Qué sucedió? El tiempo
pasó, y si usted pudo apegarse a otra cosa o encontrar
a alguien atractivo o algo atractivo, ¿qué pasó con el viejo apego? Realmente no
lo necesitaba para ser feliz ¿no es verdad? Eso debieran
haberle enseñado a usted, pero nunca aprendemos. Estamos
programados; estamos condicionados. Cómo es de liberador no depender
emocionalmente de nada. Si usted pudiera tener esa experiencia
durante un segundo, escaparía de su prisión y vería el cielo. Quizás, algún día
hasta podrá volar.
Temía decir
esto, pero le hablé a Dios, y le dije que no lo necesito. Mi
primera reacción fue: "Esto es muy opuesto a todas las cosas con que me
criaron". Bien, algunas personas quieren hacer una excepción respecto a su
apego a Dios. Dicen: "¡Si Dios es el Dios que creo que debe ser no le va a
gustar que renuncie a mi apego a él!". Pues bien, si usted
cree que no será feliz si no obtiene a Dios, entonces ese "Dios" en
que usted piensa no tiene nada que ver con el Dios verdadero.
Usted está
pensando en un estado de ensueño; está pensando en su concepto. A veces uno
tiene que deshacerse de "Dios" para encontrar a Dios. Muchos
místicos nos lo dicen.
Todas las
cosas nos han cegado de tal manera que no hemos descubierto la verdad elemental
de que los apegos perjudican las relaciones en lugar de ayudarlas. Recuerdo
cuánto temía decirle a la persona que es íntima amiga "Realmente no te
necesito. Puedo ser perfectamente feliz sin ti. Y al decirle esto encuentro que
puedo gozar plenamente de tu compañía; no más ansiedad, no más celos, no más posesividad,
no más aferrarse. Es una dicha estar contigo cuando lo disfruto sin aferrarme.
Tú eres libre; yo también". Pero estoy seguro de que para muchos de
ustedes esto es como si les hablara en un idioma desconocido. Yo necesité
muchos, muchos meses para comprender esto plenamente, a pesar de que soy
jesuita, y todos mis ejercicios espirituales son exactamente sobre esto, aunque
no entendí de qué se trataba porque mi cultura y mi sociedad en general, me
han enseñado a ver a las personas en función de mis apegos. A veces me
parece divertido ver personas aparentemente objetivas, como terapeutas y
directores espirituales, decir acerca de alguien: "ES una gran persona,
una gran persona, me gusta mucho". Mas tarde descubro que me gusta
porque yo le gusto. Miro dentro de mí mismo y encuentro lo mismo una y otra
vez: Si usted está apegado al aprecio y a la alabanza, va a ver a las
personas en función de que ellas constituyan una amenaza o un estímulo para su
apego. Si usted es político y quiere ser elegido, ¿Cómo cree que mirará a
las personas? ¿cómo se orientará su interés por la gente? Le preocupará la
persona que le va a dar su voto. Si lo que le interesa es el sexo ¿Cómo cree
que va a mirar a los hombres y a las mujeres? Si usted está apegado al poder,
eso afecta a la manera de ver a las personas. Un apego
destruye su capacidad de amar. ¿Qué es el amor? El amor es
sensibilidad, el amor es consciencia. Voy a darles un ejemplo: Estoy
escuchando una sinfonía, pero si oigo solamente el sonido de los tambores, no
oigo la sinfonía. ¿Qué es un corazón amante? Un corazón
amante es sensible a la totalidad de la vida, a todas las personas; un
corazón amante no se endurece frente a ninguna persona o cosa. Pero en el
momento en que usted se apega en el sentido en que yo lo digo,
entonces excluye muchas otras cosas. No tiene
ojos sino para el objeto de su apego; no tiene oídos sino para los
tambores; el corazón se ha endurecido. Además, se ha cegado,
porque ya no ve el objeto del apego objetivamente. El amor
implica claridad de percepción, objetividad; no hay
nada que tenga más claridad de visión que el amor.
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