Si
mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta, es un dicho popular muy gráfico
que me lleva a la creencia irracional, o idea absurda, según la cual, si las
cosas fueran de otra manera, o tuviéramos otros recursos, otras características
físicas, otros estudios etc.., parece ser que, ahí, en ese momento, sí, podríamos
ser muy felices.
Lo
que ocurre es que las cosas son como son y mientras fantaseamos no hacemos nada,
o hacemos muy poco, y de forma ineficaz.
A
las personas no les suele gustar que se les corte cuando empiezan con sus
elucubraciones mentales, pero estoy convencida de que sólo podemos avanzar
desde donde estamos y siendo conscientes de lo que tenemos.
A
esto habría que sumarle saber lo que queremos o por lo menos lo que no queremos,
y desde ahí, sabiendo dónde estamos y a dónde queremos llegar, deberemos
establecer un plan de acción que nos lleve, a base de pequeñas metas, con
perseverancia y paciencia, a conseguir nuestro objetivo.
INMA
REYERO DE BENITO
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