Hoy
hace 10 años tomé una de las decisiones más importantes de mi vida,
divorciarme.
Mis
hijos tenían cuatro, siete y diez años, y yo una enfermedad rara que nadie
sabía cómo iba a evolucionar, miastenia gravis. Apenas podía caminar, no tenía
fuerza, ni movilidad, me mareaba, perdía el equilibrio, no controlaba los
esfínteres, no vocalizaba, a mayores una serie de síntomas que llegaron incluso
a derivarme a psiquiatría.
No
me gusta recrearme en lo negativo y el victimismo y las excusas no entran en mi
vocabulario, no os cuento esto por vanidad o narcisismo, aunque por supuesto me
siento orgullosa.
Os
lo cuento porque para mí es una fecha señalada y me apetecía compartirla con
vosotros. Además, esta semana he vivido un distanciamiento por ser demasiado
optimista, pues sí, me reafirmo, lo soy, acepto la acusación, me declaro
culpable y pagaré condena por ello mientras mantengo los pies en el suelo y la
mente en las estrellas.
Creo
que se puede ser feliz con muy poco, a pesar de las adversidades, creo que
tener una actitud alegre es un hábito y mi elección.
Creo
que si te marcas un objetivo realista y vas a por él cada día con entusiasmo lo
puedes conseguir. Creo, aunque suene a tópico, que no tenemos que dejarnos
convencer por los que dicen que no lo vamos a conseguir, ni por los que nos
dicen cómo tenemos que vivir nuestra vida y, sobre todo, tendría que estar prohibido
que fuéramos nosotros mismos los que nos convenciéramos de ello.
Creo
que tenemos que tomar nuestras propias decisiones, aunque vayamos a
contracorriente, aunque nadie nos aplauda. Creo que no somos un producto
terminado si no que podemos y tenemos la capacidad de reinventarnos tantas
veces como queramos.
Creo
que no lo sabemos todo, que no estamos en posesión de la verdad absoluta, ni
nuestro criterio es el mejor pero tampoco el peor, creo que cuando le digo que
sí, a alguien, sin desearlo, me estoy diciendo que no a mí. Creo que si no
apuestas por ti, nunca podrás hacerlo por nadie.
No
es optimismo barato, no voy a lomos de un unicornio rosa, es una manera de ver
la vida que me permite no sentir ningún rencor, enfocarme en lo positivo y
tener el alma en paz. Y eso, no es negociable.
" Soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma"
INMA
REYERO DE BENITO
Precioso.Qué razón tienes.Gracias
ResponderEliminarHoy hace 10 años tomé una de las decisiones más importantes de mi vida. Valor, decisión y no miedo ante lo desconocido.
ResponderEliminarCreo que tenemos que tomar nuestras propias decisiones, aunque vayamos a contracorriente, aunque nadie nos aplauda. El mejor aplauso es el de tomar decisiones cuando anidan en nuestro corazón.
" Soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma".
Si todos los humanos actuásemos de esta manera, el lamento dejaría de tener cabida en nuestro ser. ¡Cuán importante es la libertad personal!
Felicidades por ser como eres.
Abrazos,
Joan